El Gobierno dice una cosa. El Vaticano dice otra. El Parlamento Europeo dice que hay que ilegalizar las fundaciones fascistas. Y, desde Ciudadanos, dice Girauta –en un tuit– que «ha sabido» que el PSOE quiere –oh, catástrofe– crear el delito de apología del franquismo, entre otras cuestiones. Dicen unos y dicen otros. Y otro mes más, solo sabemos algo seguro: Franco –con pintura incluida– sigue en el Valle de los Caídos y los muertos en las cunetas.
En la práctica, no ha cambiado nada. Y nos encontramos noticias como esta: la Fiscalía pide dos años y seis meses de prisión para Carolina Martínez y Clemente Bernad por grabar en la cripta del Monumento a los Caídos de Pamplona mientras realizaban el documental ¿Qué hacemos con el Monumento a los Caídos?, estrenado en 2017. O como esta otra: la Audiencia Nacional ha rechazado la pretensión de la jueza argentina María Servini de desplazarse a España para tomar declaración al exministro franquista Rodolfo Martín Villa dentro de su investigación por los crímenes del franquismo.
A pesar de todo ello, se siguen produciendo avances en torno a la memoria histórica. Un ejemplo –oh, fuera de España–: la búsqueda de familiares desde el Servicio Internacional de Rastreo (ITS) y el gobierno alemán para entregar objetos de las personas represaliadas españolas en los campos de concentración nazis. «Nunca imaginé que podríamos conseguirlos», ha dicho en eldiario.es Marie Christine, hija de Braulia Cánovas, que fue capturada y deportada al campo de concentración de Ravensbrück, donde los nazis le robaron un reloj y un anillo, según informa el mismo diario.
Otra buena noticia: el documental Hogar será realidad tras el éxito de su campaña de crowdfunding. «Todos somos Hogar. Necesitamos recordar esa parte de nosotros que nos define como país. No podemos seguir siendo un país de fosas comunes”, declararon a Diario de Huelva quienes lo promueven. La cinta pretende explorar el fenómeno de la Guerra Civil en la sierra de Huelva, en su ámbito rural y humano, sus particularidades e idiosincrasias, sus mecanismos, la huida, y las distintas formas que adoptaba el miedo en una zona enorme en la que cualquier movimiento, por pequeño que fuera, podía tener consecuencias definitivas.
Una buena más –a medias–: aunque la sentencia califica como prescritos los delitos atribuidos al doctor Vela, sostiene que Inés Madrigal fue una bebé robada.
Y una recomendación: El fotógrafo de Mauthausen, de Mar Targarona.
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